sábado, 8 de febrero de 2014

Cultura de masas.




Cultura es todo aquello que somos y lo que nos rodea, significa que hay una interrelación con el medio social. Partiremos de esta postura para insertar otro concepto elemental para continuar: la comunicación. ¿De qué manera la insertaremos? La comunicación es la que permite las diversas formas de interacción y relación entre las personas y las comunidades. A través de la comunicación se concreta la vida social. Yves Winkin, un profesor de ciencias de la información y la comunicación en una universidad especializada en la "antropología de la comunicación" y director del Instituto Francés de Educación dice:
la cultura y la comunicación  son términos que representan dos puntos de vista o dos métodos de presentación de interrelación humana, estructurada, regular. En “cultura” el acento se pone en la estructura, en comunicación “en el proceso” (Ibid p. 79).

     Para que la comunicación se pueda llevar a cabo a grandes distancias: teléfono, celular, correo electrónico. Hay también otro tipo de  medios de comunicación que se diferencia de los anteriores por la capacidad que tienen para dirigirse a un colectivo social, a este tipo lo denominaremos Medios Masivos de Comunicación o Mass Media y son la televisión, la radio, el periódico, etc.

     Las Industrias Culturales son medios de comunicación social  que también intercambian mercancías. El nombre fue determinado por los estudiosos de la Escuela Frankfurt, Max Horkheimer, Teodoro Adorno, Erich Fromm y Herber Marcuse. Y es precisamente en esta Escuela donde se sustituye el concepto “cultura de masas” por “industria cultural”.
En 1965 Humberto Eco publica Apocalípticos e integrados en la cultura de masas, publicación en la que se hacen los primeros estudios sobre la cultura y los medios: para los años 30´y 40´ la cultura de masas se resume en Apocalípticos (quienes critican la nueva cultura, elitistas, aristócratas, etc.) e Integrados (optimistas en la expansión, favoreciendo a las clases populares). A partir de esta división, McDonald y Shils distinguirán tres niveles en la cultura de masas: Cultura superior (highbrow): académica; cultura media (middlebrow): subproducto y de divulgación; cultura brutal (low-brow): de consumo, sin calidad.

Ahora: ¿Qué nivel de calidad cultural (lectura) tenemos los mexicanos?  Según la Encuesta nacional de lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
Dos de cada tres entrevistados dijeron leer lo mismo o menos que antes, a fines del 2005. Sólo el 30% declaró leer más. El 13% dice que jamás ha leído un libro. Y cuando se pregunta a los que no están en ese caso cuál fue el último libro que leyó, la mitad dice que no recuerda. El 40% dice que ahora lee menos. También un 40% dice que nunca ha estado en una librería. Dos años antes, en la Encuesta nacional de prácticas y consumo culturales, también de Conaculta, el 37% dijo que nunca había estado en una librería. (http://motliz.wordpress.com/2007/12/07/lectura-en-mexico/ “lectura como fracaso educativo. Gabriel Zaid. 19-nov-12)

Nos centramos en la lectura porque ha sido sustituida por los medios de comunicación: internet y televisión.
     Actualmente la televisión nos bombardea constantemente con una programación y publicidad increíblemente estúpida, en donde más allá de ser un medio de comunicación sustituto de los libros y, al menos “entretenernos”, manipula. No sólo interfiere en nuestra capacidad de análisis, de crítica, de elección, de decisión. No sólo se vuelve nuestra amante, nuestra hermana, nuestra madre y maestra – me viene a la cabeza el fragmento de un texto cuyo título no recuerdo: “Todos se pelean por estar con ella. Mi mamá pasa el día entero contemplándola, mi papá llega del trabajo y lo único que quiere es estar con ella, mis hermanos se pelean por jugar con ella… ¡Cómo me gustaría ser la televisión!-  No sólo posee el control sobre nosotros. En palabras de Francis Báez Rodriguez: “Y los medios se encargaban de reproducir algunos <<valores adalides>>, sobre todo en las emisiones dedicadas a las mujeres. Así se reforzaba la tradición en medio del cambio.” Si no que juega con nuestra autoestima, baja nuestra autoestima.
Vivimos en una sociedad, en una realidad de “machos” en la que desde niñas nos crían para ser tener un marido, hijos y ser “las reinas del hogar”.
     Llegamos a la adolescencia, y surge el sentimiento de querer saberse, bonita, de querer tener un buen cuerpo, ¿basándonos en qué? En el prototipo que aparece en la televisión. Aquí nos alcanzan dos puntos: 1) La televisión sólo es vista por gente que tiene las posibilidades económicas para obtener una. El televidente adquiere un “mayor” nivel social. 2) La diferencia racial. Los televidentes, además, tiene la aspiración de un reflejo, de “querer ser”.
Los programas televisivos están clasificados por edad, género, posición económica y estilo de vida. Por ejemplo: para los hombres hay futbol, para los niños caricaturas, para los adolescentes “comedias de amor” como RBD o Mis XV y finalmente, para las amas de casa y mujeres en general: las novelas. Aparentemente hemos caído en un cierto tipo de indiferencia en la que ya no existe esa tensión entre ser fea y deber ser bella, se debe a que en las novelas la fea, la pobre, la sirvienta, etc. Tiene una enorme suerte y el galán, el guapo, letrado y millonario siempre termina enamorándose de ella, ¿qué se percibe? En palabras de Eco:
Del personaje al que da vida frente a las telecámaras transpira una mediocridad absoluta […] No se avergüenza de ser ignorante y no siente la necesidad de instruirse […] representa un ideal que nadie debe esforzarse por alcanzar, porque todo mundo se encuentra ya en su nivel.

 
         Todo esto es una paradoja. Detrás de ese conformismo está el mensaje subliminal. Explico: la mujer es coqueta, necesita sentirse bonita y amada por naturaleza, muy a pesar del conformismo. Lo que sucede en la tele es que aunque en las novelas siempre la mujer fea, mediocre y abnegada es la protagonista, en cada corte comercial se anuncian cremas reductoras de peso, cremas contra las arrugas, tintes para el cabello y maquillaje en donde las mujeres son altas, delgadas, relativamente jóvenes y guapas. Además, al final de la novela, la protagonista termina siendo un guapísima mujer. Eso es lo que recibimos y lo compramos. Corremos a las tiendas departamentales para intentar vernos como Silvia Navarro, Maite Perroni o Edith González. Y finalmente llega la frustración pues aunque casi nos da un infarto por comprar esa maquinita vibradora que adelgaza, nunca pudimos lograrlo; nunca pudimos tener las pestañotas de Andrea Legarreta o el cabello sedoso y brillante de la modelo del shampu.
        La protagonista de la novela no lucha por sus ideas, es floja, abnegada y tonta pero es bonita  y termina obteniendo lo que quiere para ser feliz. La chica del 2014 sabe que eso no es posible, sin embargo, es la idea que se nos trata de imponer, ser tonta pero siempre bonita. EL problema es más grave de lo que se piensa, es la humillación y denigración a la mujer, al hombre, al país entero.
Los medios no reflejan a la sociedad pero la sociedad modifica sus valores a partir de la influencia de los medios: CAPITALISMO.

 BIBLIOGRAFÍA
- Centro de Investigaciones Sociológicas Publicado en www.jstor.org/stable/40184768
- Huerta Bortolotti, Agustín. Compilador. Antología: Cultura Mexicana I. “Cultura”, Adrián Marcelli. Facultad de Lenguas. 2007.

- Huerta Bortolotti, Agustín. Compilador. Antología: Cultura Mexicana I. “La cultura: definición, conceptos y síntesis interdisciplinaria”. México. Facultad de Lenguas. 2007.           

- Huerta Bortolotti, Agustín. Compilador. Antología: Cultura Mexicana I. “Cultura, comunicación y recepción de noticias”, Rafale Fonseca Vali. México. Facultad de Lenguas. 2007.     
- Huerta Bortolotti, Agustín. Compilador. Antología: Cultura Mexicana I. “Los medios de comunicación social en la sociedad capitalista actual”, Mellant Herrera. México. Facultad de Lenguas. 2007.          
- De Moragas Spa, Miguel. Interpretar la comunicación. Barcelona: Gedisa, 2012.
- Toledo, Francisco. Florescano, Enrique. Cultura y comunicación masiva. La radio y la televisión mexicanas. 2° Edición 2007. México: Taurus historia.  

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